Túmbate. Imagínate a ti mismo muerto; eres un cadáver. Lleva tu atención a los dedos de los pies. Con los ojos cerrados, entra en ti. Lleva tu atención a los dedos de los pies y contempla como se inicia un Fuego que es Kalágnirudra (el destructor universal, Shiva; es el Fuego del Tiempo) en la punta de la uña del dedo gordo del pie derecho.
Luego sigue hacia el talón y el resto de los dedos, en los dos pies. Siente que los dedos de los pies se están quemando, solo quedan cenizas, y luego este fuego asciende por el cuerpo lentamente, quemando todo lo que encuentra el fuego. Según asciende el fuego, tu cuerpo está desapareciendo. Todas las partes de tu cuerpo se convierten en cenizas y van desapareciendo. Hasta que todo el cuerpo se ha convertido en cenizas. Todo lo que queda son cenizas esparcidas por el viento.
Mirando desde arriba en el espacio, tú permaneces como testigo sin ego, mirando el cuerpo. El cuerpo está ahí, muerto, quemado, cenizas, y tú lo observas, tú eres el testigo. Y así experimentas tu naturaleza real, que es todo paz, quietud y alegría.